sábado, 12 de septiembre de 2009

Fusión cultural

Si bien es cierto que los diferentes grupos indígenas de México tienen una cosmovisión un tanto diferente, resulta obvio que existe una gran cantidad de características comunes en ellas, que les dan su identidad. Entendiéndose como cosmovisión el conjunto de creencias, valores y sistemas ideológicos que articulan la vida social de los grupos indígenas, la relación entre el hombre, la sociedad, el mundo natural y el sobrenatural; cubre y engloba, como un gran paraguas, todos los sistemas, a la religión, la política, la economía y el medio ambiente, los relaciona, los ordena y los ubica.

Un claro ejemplo de esta sincronía de sistemas ideológicos es el huipil, también llamado prenda madre, porque tiene capacidad de mostrar, simbólicamente, la vida y el sentir de los pueblos de donde proviene; muestra diseños y técnicas ancestrales que se han trasmitido de generación en generación. La historia de cada pueblo indígena está escrita no sólo superficialmente sobre él, sino que cada uno de ellos está impregnado de historia en cada gesto y acto de su proceso de creación y producción. Formas de cardar, hilar, colorear, tejer, atar, torcer, brocar, bordar, adornar y anudar, nos reflejan el origen y las características culturales de cada comunidad.

En la concepción indígena del universo no hay una separación entre la naturaleza y la cultura, entre el orden natural, el social y el sobrenatural, entre el individuo y la sociedad, tal como se da en la cultura occidental, por lo que una fusión cultural resulta prácticamente imposible, son dos concepciones diferentes, una lógica de pensamiento diversa y unos valores, particularmente los materiales, prácticamente contrapuestos; sin embargo, los pueblos indígenas han modificado sus maneras organizativas de tal forma que les permita por un lado responder a las demandas por pertenecer a México y por otro mantener sus propias pautas para conservar su identidad.